El primer paso para una identidad corporativa bien construida: el logotipo

La identidad de una empresa es la imagen que ésta transmite al exterior, así como la representación que los clientes, empleados y proveedores hacen de ella. Hoy en día, debido a la sobresaturación de productos, impactos publicitarios y competencia, cada vez es más difícil destacar. Por ello, una imagen de marca cuidada contribuirá a mejorar la imagen de la empresa.

La imagen de marca se compone de elementos tangibles e intangibles. Los elementos tangibles son el logotipo, los colores corporativos, la papelería, publicidad, arquitectura, etc. La intangible, en cambio, es la filosofía y los valores de empresa.

La identidad corporativa de una empresa es el equivalente a la personalidad.

Siempre es posible asociar a una persona una forma de ser determinada: valores, carácter… Se podría decir que con una empresa pasa lo mismo. Debe ser posible relacionar una empresa con unos valores corporativos determinados: moderna, clásica, estable, amistosa, etc.

Cuando somos capaces de determinar “la forma de ser” de una empresa, es que tiene una identidad corporativa fuerte y estable.

¿Cuál es el primer paso para una identidad corporativa bien construida? El logotipo.

Un logotipo bien hecho no va a hacer que un trabajo sea mejor, pero sí va a conseguir captar la atención de los consumidores. El logotipo debe ser capaz de crear entre la marca y los clientes actuales un fuerte vínculo emocional. Así como una sensación de satisfacción hacia le empresa y sus productos o servicios.

Hay cinco aspectos que todo logotipo bien diseñado debe cumplir: tiene que ser fácil de recordar, poder sobrevivir al tiempo, versátil, simple y adecuado.

  1. Un logotipo debe ser sencillo

Un logotipo simple es mucho más fácil de reconocer y recordar. Lo mejor es dejar de lado los degradados, las ilustraciones demasiado complejas, el uso de demasiados colores o la mezcla de muchas tipografías.

Elige una tipografía, como mucho dos. En cuanto a los colores, otro tanto de lo mismo. La elegancia y la facilidad de recuerdo está en la simplicidad.

Cuanto más sencillo sea, más fácil de recordar resultará para los consumidores. Por lo tanto, aumentarás el conocimiento de la misma.

  1. Tiene que ser fácil de recordar

Como comentábamos en el punto anterior, detrás de la sencillez está el recuerdo. No nos sirve de nada tener un logotipo bonito si la gente no es capaz de recordarlo. La mejor fórmula para hacer memorable un logo es tener en cuenta los siguientes factores:

Utiliza una tipografía, como mucho dos, pero no cualquier tipografía. Cuantas más florituras y complicaciones, peor. Lo mejor es utilizar tipos de letras bien construidos por profesionales, como helvética, futura o bodoni.

No mezcles muchos colores diferentes. Si no quieres limitar el logo a un solo color, es recomendable utilizar distintas tonalidades. Siempre es posible mezclar más colores, pero se tiene que hacer cuidadosamente. De todas maneras, la mejor estrategia es que el público pueda reconocer tu identidad corporativa por un único color.

  1. Tu logotipo debe ser capaz de sobrevivir al tiempo

Tu logo tiene que ser atemporal; es decir, no limites su diseño a una moda, ya que las modas son pasajeras. Un logo bien diseñado es capaz de adecuarse al estilo que sea necesario. Por otra parte, cualquier elemento que lo acompañe debe atenerse a la misma norma.

Un buen ejemplo es el logotipo de Coca-Cola: fue diseñado por Frank Mason Robinson en 1885, y nunca no se le han realizado cambios significativos. Es casi el mismo que en sus inicios, y no nos parece que haya pasado de moda ni esté desfasado. Otro ejemplo es el de Chanel.

  1. Un logotipo debe ser versátil

En pocas palabras, que un logotipo sea versátil significa que se puede adaptar a casi todas las situaciones que se le plantean.

Un logotipo debe ser creativo, pero los aspectos técnicos del diseño deben guiar esa creatividad. El logo tiene que ser igual de atractivo y funcional a un color, en negativo y a cualquier tamaño. Es decir, tenemos que ser capaces de distinguir el logo a casi cualquier distancia y tamaño, así esté en blanco y negro o color.

No es una forma de limitar el diseño, sino de marcar el camino para conseguir un logotipo útil y de personalidad propia.

  1. Debe ser apropiado

Antes de diseñar el logo, hay que tener en cuenta cuál es nuestro público objetivo, cuáles queremos que sean nuestros valores de marca, cuál es nuestro sector, etc. Por ejemplo, no es recomendable hacer un logotipo sobrio para una guardería infantil.

Un logotipo diseñado de forma correcta y eficaz es capaz de transmitir los valores de marca. Todos los elementos que compongan el logo deben transmitir los valores de marca, la personalidad de la compañía y la actividad de la misma.

Un ejemplo de éxito es Apple. Es una empresa dedicada a productos electrónicos, pero no usa un ordenador o un móvil de logo. Su logotipo es una manzana mordida, y todo el mundo lo reconoce al momento y sabe a qué se dedica. Además, se le asocia un alto valor en cuanto a diseño y modernidad.

En resumen, la imagen corporativa de nuestra empresa debe cuidarse y mimarse para conseguir un hueco en el recuerdo de nuestros consumidores. Empezando por el logotipo, pero aplicándose a toda la imagen de marca.

En Sequio somos especialistas en cuidar la imagen de marca de otras empresas, y damos ejemplo con la nuestra propia. Una buena acción de promoción de la imagen de marca son los regalos promocionales. Si quieres informarte mejor sobre el tema, no dudes en leer nuestro post Descubre el regalo de empresa que mejor se adapte a ti, o contactar con nosotros.

Una imagen mal construida y diseñada no nos permitirá destacar sobre la competencia. Es lógico que si ofreces un servicio o producto de calidad, tu imagen de empresa transmita la misma calidad. Ganas un valor añadido con tus clientes: combinando una imagen corporativa cuidada y un servicio de calidad, generarás un sentimiento de gratitud, confianza y bienestar en el consumidor.

La imagen de marca sigue suponiendo un reclamo para captar clientes. Es una buena forma de generar fidelidad y crear un vínculo con el consumidor.

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